Rebecca Solnit: “300.000 personas ya han muerto porque Elon Musk destruyó la Usaid”

Rebecca Solnit (Bridgeport, 1961) denunció en Los hombres me explican cosas cómo los hombres aún dan lecciones a diestro y siniestro y las mujeres las escuchan. Ahora en El camino inesperado (Lumen/Angle) la historiadora y escritora recopila artículos sobre una sociedad amnésica con mucha gente rota en la que ha triunfado una ideología del aislamiento –“en el mundo moderno se nos entrena para que nos sintamos solos y los opresores llaman a esta soledad individualismo”, cita a una pensadora taiwanesa– que ayuda a negar el cambio climático: pensar que todos y todo estamos interconectados es anatema para la actual derecha. Pide que la izquierda comience a tener mejores relatos sobre un futuro vivible. Y que sea capaz de comunicarlos.
Hoy habla en Madrid (19.30 horas) en el Centro Cultural Condeduque. Y el jueves (18.30 horas) hablará en el CCCB barcelonés.
Un narcisista clásico “El 'Make America Great Again' de Trump significa rehacer el país de 1958. A veces, el de 1858, antes del fin de la esclavitud”Dice presenciar cambios que de joven le habrían asombrado.
Estamos en un contragolpe, aunque hay algo alentador en eso. La derecha de mi país dice de la izquierda: “Cambiasteis el mundo enormemente. Las mujeres, la gente de color y la queer tienen un estatus diferente. Y se supone que debemos tratar la naturaleza con respeto. Pues nosotros queremos volver a cambiar el mundo”. Y hablan como si la historia fuera una cinta a rebobinar. El eslogan de Trump significa rehacer los EE.UU. de 1958. A veces, los de 1858, antes del fin de la esclavitud.
Subraya que en EE.UU. ha surgido mucha pobreza, con mucha gente destrozada, pero el país lo ha aceptado olvidando su pasado.
No éramos Suecia ni Dinamarca, pero teníamos impuestos progresivos y redes de seguridad social bastante buenas. Y con los salarios más bajos se podía vivir. Reagan y su revolución lo cambiaron todo. Y como la gente tiene amnesia, no recuerda lo diferente que era. La memoria es un superpoder, la gente vive en una especie de presente eterno. Y piensa que las personas están sin hogar debido a su inmoralidad, las drogas o enfermedades mentales, pero antes de los ochenta el fenómeno no existía. Tenemos una sociedad con desesperación y con una superélite nunca antes vista como la de Elon Musk, Jeff Bezos y otros monstruos de Silicon Valley. Y la gente no se da cuenta de lo distorsionado que es. No todos tenemos el mismo tamaño y es muy perjudicial para la democracia.
Ve a Silicon Valley neofeudal.
Están convencidos de ser superiores al resto. Porque son buenos en el software o en finanzas creen que son buenos en todo y deberían reorganizar la sociedad. Y tienen esas visiones horribles del mundo que quieren crear, donde el resto no tenemos poder ni privacidad, y ellos lo controlan y dirigen.
El maltratador y su esposaSolnit compara al partido republicano con un maltratador y al demócrata con la esposa que lo apacigua. “Dicen: ‘Si haces eso, molestarás a los republicanos’. Luego ellos pueden usar la Constitución como papel higiénico y nadie dice que no lo hagan porque molestaría a los demócratas. A la gente diversa de las ciudades se les dice que deben ser amables con quienes nos odian. Y nadie le dice nunca a ese cristiano rural de derechas que necesitaría dedicar más tiempo a comprender a las feministas negras. Ni siquiera existe la sensación de que deba respetarlas. Nos encontramos con esta mitología sobre quién es un verdadero estadounidense, quién importa”.
Asegura que triunfa una ideología del aislacionismo en la que nadie está conectado con el resto, ni las causas con su consecuencia.
Es parte fundamental de la derecha moderna: ecológicamente nada está conectado, así que no necesitamos regulaciones ambientales. Y se puede fingir que la gente es pobre por su carácter moral, no porque hayamos creado un sistema donde algunos están atrapados en la pobreza. Niegas las consecuencias y entras en una desconexión nihilista con un neoliberalismo del lenguaje donde las palabras significan lo que quieras.
Los autoritarios quieren poder sobre la verdad, la ciencia, los hechos, la historia, que ven como poderes rivales. La ciencia y una cosmovisión que proviene del resurgimiento indígena ven en cambio un mundo de profunda interconexión en el que tenemos enorme reciprocidad y responsabilidad porque todo está conectado. Una cosmovisión más feliz.
Un narcisista clásico “Las ideas de Trump sobre la felicidad no le hacen feliz y destruyen el mundo”Un aislamiento que acaba negando el cambio climático.
Ahora no hay una negación rotunda, sino la pretensión de que no supondrá ningún daño. Y los monstruos de Silicon Valley afirman que la IA es tan mágica que lo resolverá: tenemos que quemar cantidades masivas de combustibles fósiles para operar estas máquinas gigantes que alimentan su mal llamada inteligencia artificial. Artificial, pero no inteligente. Silicon Valley a través de las criptomonedas y de la IA se ha convertido en un enemigo de la acción climática junto con la industria fósil.
Dice que los progresistas necesitan un mejor relato. ¿Cuál?
Tienen mejores historias, pero lo que ofrecen es más complejo. El beneficio a corto plazo que una minoría obtiene destruyendo la naturaleza es más fácil de explicar que el bienestar a largo plazo de no destruirla. Debemos alejarnos de la idea de que si tú tienes más derechos, yo tendré menos. Las historias de derecha se basan en la escasez. No hay suficiente para todos, así que no podemos ayudar a quienes sufren, y 300.000 personas ya han muerto porque Musk destruyó la Usaid, la agencia de ayuda exterior. El hombre más rico del mundo decidió que las personas más pobres del planeta debían morir por una sensación de pobreza interna que es en realidad pobreza emocional. Hay suficiente, pero tenemos un problema de distribución.
Necesitamos detener el acaparamiento de los ultrarricos. Podríamos tener un mundo hermoso. Ningún niño debería pasar hambre. La ideología del aislamiento ayuda a los codiciosos a acumular mucho poder y dinero. Pero no los hace felices. Trump es un ser humano miserable, un narcisista clásico. Como decimos en el budismo, un fantasma hambriento. Nunca tendrá suficientes halagos, dinero, atención ni poder. Nada llenará el vacío que lleva dentro. Sus ideas sobre la felicidad no hacen feliz a esta gente. Persiguen lo equivocado y destruyen el mundo a su paso.
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